Las presentaciones orales en presencial o en línea deben complementarse con un material apoyo, que coloquialmente denominamos láminas o diapositivas. Su misión es darle interés visual al discurso, ilustrar las palabras y las ideas del orador. No obstante, a veces abusamos de este recurso que es solo un apoyo y lo convertimos en la versión proyectada del informe escrito o de la investigación que lo precede.

¡Atentamos contra la carga cognitiva de nuestra audiencia!

PowerPoint, Google Slide, Canva y Emaze, por ejemplo, se han convertido en herramientas de presentación muy utilizadas. De hecho, hay quienes afirman que evitan las presentaciones en PowerPoint porque no son tan potentes como las demás. Tengo el deber de informarles que no es la herramienta que empleemos, sino el uso que hagamos de ella lo que va a determinar la efectividad de la presentación. Cuando se diseñan sin un criterio o con poco tiempo, las diapositivas lejos de favorecer la comunicación, puede perturbarla. ¡Y eso nada tiene que ver con la herramienta tecnológica que empleemos!

No importa qué tan convincente sea su mensaje, si no lo muestras en la pantalla de una manera simple y atractiva puedes estar restando valor al trabajo realizado. Por ello, tanto si eres un presentador experimentado como si acabas de empezar, te invito a  compartir algunas ideas esenciales que pueden darle el toque diferente a tu exposición. Nos pasearemos por las cualidades de un buen orador, las cuales debes explotar al máximo para lograr articular tu comunicación verbal y no verbal con la presentación que te acompaña, de modo que el esfuerzo puesto en la elaboración de tu material se vea compensado.