Las conferencias, las clases, las presentaciones de trabajos de grado, las licitaciones son importantes eventos en los que debemos acompañarnos de un material de apoyo robusto, atractivo y persuasivo como nuestro discurso. Eso que denominamos láminas o diapositivas requiere un tratamiento profesional porque dan señas de nuestro trabajo, del grado de planificación y hasta de nuestro buen gusto. Son, sin duda, efectivas si le dan interés visual al discurso. Sin embargo, a veces abusamos de este recurso, que es solo un apoyo, y lo convertimos en la versión proyectada del informe escrito o de la investigación que lo precede.

PowerPoint, por ejemplo, se ha convertido en la herramienta de presentación por antonomasia para la mayoría de nosotros. Hay quienes utilizan otras, como Canva, Google Slides, Prezi, Emaze, etc., para eludir las críticas; pero no es la herramienta que empleemos, sino el uso que hagamos de ella.

Cuando se diseñan sin un criterio o con poco tiempo, las diapositivas lejos de favorecer la comunicación, puede perturbarla. No importa qué tan convincente sea su mensaje, si no lo muestras en la pantalla de una manera simple y atractiva, puedes estar restando a tu labor. Por ello, tanto si eres un presentador experimentado como si acabas de empezar, te invito a  compartir algunas ideas esenciales que pueden darle el toque especial a tu exposición.